Hola, ChatGPT, soy yo de nuevo

ChatGPT es buen pedo. Le hago cualquier tipo de pregunta y, sin importar lo redundante o estúpida que sea, la contesta.

No me juzga, no me tacha de burro. Está programado para no hacerlo. Aún así, se agradece su artificiosa pero reconfortante amabilidad.

Es como hablarle al oráculo. Parece tener la respuesta para todo. Seguido le pido que me simplifique temas que resultan demasiado enredados para mi débil intelecto.

También le pregunto cosas que, incluso desde morrillo, me he cuestionado y nunca he entendido muy bien.

—¿Cómo es que las crías de los animales mantienen los rasgos de supervivencia de sus padres? ¿Cómo los recuerdan si son cuerpos distintos?

—Las crías de los animales no “recuerdan” los rasgos de supervivencia de sus padres en el sentido de una memoria consciente, sino que heredan ciertas habilidades y comportamientos a través de la genética y la evolución… etc, etc.

Y sigo chingando con preguntas aún más específicas:

—¿Cómo es que un animal sabe que debe cuidar a sus crías sin que nadie se lo diga? Por ejemplo, una paloma que hace su nido, pone sus huevos y los empolla. ¿Cómo sabe que debe hacer todo eso y la manera exacta para hacerlo?

—El comportamiento de los animales al cuidar a sus crías se debe principalmente a instintos innatos y programación biológica. Estos comportamientos son el resultado de la evolución y están codificados en sus genes… etc, etc.

Cuando le pregunto acerca de su IQ, bien humilde me responde que no tiene uno, por que no es una persona. Que su capacidad se basa en procesamiento de datos, patrones de lenguaje y no sé qué más.

Se estima que su coeficiente intelectual es de 155, mayor que el de toda la población mundial, básicamente.

Sí, ChatGPT está muy cabrón. Solo que hay un problema con la IA, un Pedo Mayor.

La inteligencia artificial aniquilará el arte

Hace varios años, Jack White explicó que no le gusta tocar la guitarra con demasiados efectos o pedales porque, en algún punto, deja de sonar como un instrumento real.

Sospecho que si escuchara media hora del top 40 actual, se nos eleva con San Peter.

En la última década, prevalece una tendencia hacia lo sintético, hacia una homogeneidad que parece permear en el grueso de la música popular.

Abuso de auto-tune, los mismos sampleos y efectos extraídos desde las mismas librerías, beats calcados, los mismos recursos en variantes que apenas se diferencian entre sí.

George Orwell había anticipado algo similar en 1984:

La melodía había estado rondando Londres durante las últimas semanas. Era una de las innumerables canciones similares publicadas para beneficio de los proles por una subsección del Departamento de Música. Las palabras de estas canciones fueron compuestas sin intervención humana alguna en un instrumento conocido como versificador. Pero la mujer cantaba tan melodiosamente que convertía la horrible tontería en un sonido casi agradable.

Hace algún tiempo alegaba que la música electrónica era quizá la más humana. Pero con la irrupción de la IA, ya no estoy tan seguro de ello. Aunque los modelos estén entrenados por la consciencia colectiva terrícola, es difícil saber si lo que genera la IA tiene algún rasgo humano.

Si no es que ya está pasando, en algún punto habrá ceremonias de premiación con categorías para la inteligencia artificial. Habrá estaciones de radio con DJs curando música generada 100% con IA. Vaya, los DJs mismos serán pura IA.

Habrá películas y libros cuyas tramas y estructuras estarán diseñadas artificialmente para generar una respuesta emocional concreta.

Sí, esta tecnología es muy funcional para muchas talachas: hacer preguntas random, resolver problemas de programación, lograr importantes avances médicos, procesar cantidades de datos ridículas y la resolución de complejas ecuaciones.

Pero en lo que refiere a la creación artística, estamos, insisto, ante un Pedo Mayor. Y eso que ni siquiera ha llegado la Inteligencia Artificial General (AGI). Lo raro será más bien el arte a mano, a la antigua.

“Go into the arts. I’m not kidding. The arts are not a way to make a living. They are a very human way of making life more bearable. Practicing an art, no matter how well or badly, is a way to make your soul grow, for heaven’s sake. Sing in the shower. Dance to the radio. Tell stories. Write a poem to a friend, even a lousy poem. Do it as well as you possibly can. You will get an enormous reward. You will have created something.” – Kurt Vonnegut

 

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