Acerca de Supersimetría: solo un blog de recomendaciones

¿De verdad el internet necesita otro blog de recomendaciones y anécdotas? ¿Qué diferencia hay entre que exista o no? Pues no mucha, pero aquí voy.

Quizá una búsqueda aleatoria te trajo aquí o llegaste por simple curiosidad. En consecuencia, me esforzaré para que te lleves algo significativo.

Mi intención es que al cerrar esta ventana prevalezca alguna idea o concepto en tu radar de pensamiento. Escribiré de cosas muy específicas que, considero, valen la pena.

Si es útil para alguien o no, resulta muy subjetivo. Al final la comunicación no consiste en verdades o absolutismos. Tan solo intercambiamos mensajes y algunos se quedan en la memoria más que otros.

No me gusta solo rellenar espacios y publicar porque sí. Colocar contenido en internet es ahora de lo más normal y sencillo, pero no justifica que uno publique despropósitos o haga perder el tiempo a otros. Trataré, conscientemente, de no caer en ese error.

Supersimetría

Supersimetría es un proyecto personal, un lienzo en blanco para aterrizar pensamientos, anécdotas, ideas y recomendaciones.

Mi móvil es simple: me encanta compartir cosas; disfruto en exceso el acto y el proceso de recomendarlas. Tengo una cierta compulsión por comunicar lo que me gusta. Me entusiasma pensar en la posibilidad de que otra persona lo aprecie tanto como yo: amigos, familiares o completos desconocidos.

No es que piense que mi opinión valga más que cualquier otra. No soy autoridad en campo alguno. Pero cuando me encuentro con algo muy bueno y solo lo guardo para mí, me invade la sensación de que falta un último paso.

Lo que busco es la satisfacción personal de lograr una experiencia compartida. El capricho de que algo valioso no pase desapercibido. Y de igual forma, aprecio enormidades que otros compartan conmigo lo que más les mueve las entrañas.

Sharing is caring

A menudo pasamos por alto lo poderoso que es la acción de compartir: desde un meme o un obsequio hasta obras artísticas y experiencias que nos marcan.

Cuando no se comparten, los pensamientos y sentimientos mueren rápido; no hay retroalimentación. Pero cuando la hay, las ideas crecen, se multiplican, se expanden. Se enriquecen con la visión de otras personas. Y de las ideas más básicas pueden nacer monstruos.

Podría afirmar que la vigencia de medios de comunicación como la radio o el cine se debe, en parte, al fenómeno de experiencia compartida. Cualquiera podría simplemente escuchar su propia música en lugar de escuchar la radio. Podría uno ver películas en casa desde streaming o en cualquier otro formato. Pero no: somos necios y disfrutamos esas cosas en compañía de otros cientos de aferrados, por ejemplo.

Alguna vez escuché que el conocimiento que no se comparte se estanca y se echa a perder. No podría estar más de acuerdo. Pienso que la misma lógica aplica con casi todo aquello que nos puede resultar significativo en esta vida.

Vision over visibility

En varias ocasiones me he encontrado ideas que se me han adherido de forma perdurable, provenientes de los lugares más insospechados. Desde conversaciones ajenas escuchadas de manera involuntaria, hasta comentarios lapidarios de YouTube que merecen estar colgados en alguna pared, dentro de un marco.

Como usuario de internet, a lo largo de los años, me he encontrado con portales que me han marcado de una u otra forma. Desde sitios especializados en música hasta pequeños blogs francamente geniales y canales de YouTube de contenido invaluable. Todos ellos han nacido a partir de la inquietud e iniciativa de sus respectivos autores. Agradezco que se tomaran el tiempo de darle rienda suelta a sus respectivos proyectos.

El abismo del internet puede parecer, a veces, un lugar muy impersonal. Resulta paradójico: más conectados que nunca y a la vez tan lejos, tan aislados. Pero estoy convencido de que rascando un poco pueden hallarse gemas enterradas bajo unos y ceros.

Poderosas me resultan las palabras, las ideas, los conceptos abstractos. Algunos encuentran todo eso en la literatura, en la poesía, en el cine o en la música. Otros tantos, en las personas, en los lugares y las conversaciones. Yo procuro buscarlo por todos lados, y eso incluye al internet.

Lo dicho: solo otro blog de recomendaciones

Supersimetría será, inicialmente, un refugio personal. Pero no descartaría compartir más tarde este espacio con otras mentes y plumas con objetivos similares.

El escribir me ha dado de comer durante ya algunos años. Se ha vuelto parte de mi cotidianidad. Contar con un espacio propio me concederá ciertas posibilidades no disponibles en sitios ajenos o plataformas gratuitas pero limitadas: una línea editorial libre, un ritmo de publicación propio, metas más ligadas a lo personal que a lo profesional.

No quiero, por otro lado, publicar ideas inconexas o aleatorias. La premisa es que cada entrada mantenga una cierta lógica temática respecto a las demás, un vínculo con el resto de lo que se publique aquí. Como ya mencionaba, procuraré que cada texto aquí vertido sea relevante por razones diversas, unas más evidentes que otras.

No pretendo evangelizar con lo que es de buen o mal gusto. Pero contará para mí como un logro si una o dos personas logran conectar con lo que aquí se publique; mucho más aún si se acumulan tres.

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