BRUIT ≤ The Machine Is Burning: el mejor post rock de 2021

Reseña | The Machine is Burning and Now Everyone Knows It Could Happen Again | BRUIT ≤ (2021) | Discos

No es que haya escuchado mucha música nueva durante el 2021. Pero si alguien me preguntara por un disco de ese año en particular, con los ojos cerrados elegiría The Machine is Burning and Now Everyone Knows it Could Happen Again de los franceses BRUIT ≤.

Se trata de su carta de presentación. Si bien ya contaban con un formidable EP titulado Monolith, este es su primer larga duración. Y resulta un proyecto de lo más prometedor en la ya de por sí emocionante escena del post rock.

Basta un par de minutos para darse cuenta de que no es el álbum promedio de una agrupación incipiente. La estructura de cada movimiento —sería irrespetuoso llamarlos ‘canciones’— hace patente que son más bien músicos consumados y con intenciones artísticas muy claras.

Es como si cada pieza de estos tipos no tuviera un límite para escalar cada vez más en tensión. Cuando uno cree que han llegado al tope, alcanzan un nuevo nivel de intensidad, de visceralidad musical que jamás resulta desarticulada.

Un elemento fundamental del post rock como lo es el crescendo o build up, adquiere una nueva dimensión con BRUIT ≤. Y en ese sentido, ponen el listón muy alto para otras agrupaciones y para ellos mismos.

Pocas veces una grabación ha transmitido semejante sensación de amplitud, de majestuosidad que no cae en la grandilocuencia.

La máquina está ardiendo

La propuesta neoclásica de BRUIT ≤ se disuelve, sin esfuerzo, en el poderío netamente post rock de sus guitarras. Los elementos electrónicos añaden una capa adicional de barroquismo, de perfeccionismo obsesivo que conforma una sinergia estilística que no se ve muy a menudo.

Además de los instrumentos típicos, el arsenal de este cuarteto incluye chelos, violines, teclados, órganos, clarinetes, cuernos franceses, vibráfonos y sintetizadores. Cada uno contribuye de manera importante y representa un engrane indispensable en su maquinaria sonora. Cada instante de los 40 minutos que conforman esta grabación son aprovechados en su totalidad.

Pero incluso en esta muralla de sonido que remite al fin del mundo, no todo es tragedia. Hay claroscuros y estados de ánimo opuestos. Hay nobles destellos de optimismo, de belleza que remite a la siempre implacable naturaleza y su capacidad para reducirnos a polvo estelar.

Soundtrack de una agonía global

Puede que a la mayoría de nosotros no le haya tocado vivir una gran guerra mundial. No fuimos testigos de un holocausto, de un Vietnam, de un Chernóbil o de algún evento catastrófico como los que inspiraron grandes obras artísticas de generaciones pasadas.

No obstante, música como la de BRUIT ≤ es un buen reflejo de nuestros tiempos. Es la banda sonora apropiada para tiempos como los que corren, de completa incertidumbre.

Es el score de la decadencia del planeta, del imparable cambio climático, de la era pandémica. Es la síntesis de esas grandes coyunturas tan relevantes, a las que nos hemos acostumbrado sin apenas darnos cuenta.

Los segmentos de diálogo —comentarios y declaraciones aisladas de activistas ambientales— dejan claro que el concepto general es la devastación global. Es el testimonio de la agonía de un planeta que se aferra a los que podrían ser sus últimos alientos.

En una escena en la que predomina la emoción más cruda, es refrescante encontrarse con artistas que encuentran inspiración también en los eventos sociopolíticos que moldean su realidad.

Pero más allá de los fragmentos de spoken word, no hay letras ni son necesarias: la música habla por sí misma. La máquina está ardiendo y se consume a un ritmo insostenible.