Ha muerto Ryan Karazija, voz y mente responsable de Low Roar

La muerte de Ryan Karazija es una noticia cuyo impacto sigo sin absorber del todo. El artífice de Low Roar se fue a los 40 años y no hay nada qué hacer al respecto.

Incredulidad, impotencia, confusión por su partida. Es lo único que hay en un escenario así. Parece injusto y arbitrario cuando la gente se va así de pronto. El comunicado en su fanpage de Facebook explica que su deceso fue producto de complicaciones por neumonía.

Músico prolífico y consistente. Edificó una identidad sonora y una congruencia artística a la que se mantuvo fiel hasta el último momento. Solo espero que haya encontrado la paz que parecía buscar en su música y en sus letras.

And in my darkest hourShines my brightest lightAnd when they call my nameI’m just thankful that I met you, babe

I wanna feel something again memorable

Tuve la oportunidad de ver a Low Roar cuatro veces. Cada una fue radicalmente distinta: el ensamble, los instrumentos, las locaciones, las canciones, los músicos que acompañaban a Ryan. Era como ver un proyecto distinto en cada ocasión. Y de hecho, así era.

La primera vez que lo vi fue, sin ánimo de exagerar, el mejor concierto que haya presenciado hasta la fecha.

Había ido a cubrir el recital como mero encargo de trabajo, para escribir de ello al día siguiente. Antes de eso apenas había escuchado la música de Karazija, por lo que fui con expectativas más bien moderadas.

Pero lo de aquella ocasión en el Indie Rocks fue extraordinario. De entrada, el grupo telonero, los geniales Moonatic (proyecto de post rock mexicano que por entonces se hacía llamar Gloom), me reventó los sesos. Su tema “Infinite Blue” es una de las cosas más formidables que he escuchado en directo. Y era apenas el preludio.

Llegó Low Roar, en forma de trío, y de pronto fue como escuchar un sonido ajeno a este plano material. Parecían conjugar lo mejor de Jeff Buckley, Radiohead, Sigur Rós y Explosions in the Sky, pero a la vez planteaban una propuesta artística muy propia.

Al poco tiempo toda la audiencia estaba en trance. Nadie decía una palabra ni grababa con el móvil. Distraerse de lo que acontecía en el escenario parecía sacrilegio. Tengo muy presente la manera en que Ryan ondulaba los brazos en el aire, como si nadara entre el sonido y la música se apropiara de su persona.

A pesar de las conocidas deficiencias acústicas del Indie Rocks, nunca escuché música en vivo tan nítida y a la vez tan potente como la que Low Roar desplegó esa noche.

Quizá por ello aprecio tanto el Live At Gamla Bíó —único disco en directo de Low Roar—, por su gran similitud a esa presentación. Es lo más cercano a un souvenir de aquella noche.

I’m just a dreamer, a dandelion prophet

Tiempo después tuve oportunidad de hablar en un par de ocasiones con Ryan.

La primera vez fue en una fiesta posterior a uno de sus conciertos. Me encontraba bastante borracho, pero Ryan y David Knight (músico que lo acompañó en aquella presentación) fueron de lo más amables. Knight incluso me regaló una copia del que entonces era su más reciente trabajo en solitario.

Aquella noche corroboré que Ryan era un gran tipo y un artista genuino. Lo que mostraba sobre el escenario nunca fue un acto ni un personaje suyo. Era él mostrándose tal cual era y como ocurría en su mente: la aflicción derivada de su tormentoso divorcio, su incapacidad para asentarse en una ciudad de forma permanente, la acentuada sensibilidad propia de un poeta y compositor. Mi admiración por él no hizo sino crecer.

La segunda vez que conversamos fue vía telefónica para una entrevista. Death Stranding, la atrevida propuesta de Hideo Kojima —otro ídolo personal— estaba por salir, y la música de Low Roar había cobrado una notable y merecida popularidad por su inclusión en el videojuego y en los avances del mismo.

Sin reparos y con gran sencillez me contó acerca de cómo su música llegó a oídos de Kojima por mera coincidencia, durante un viaje del nipón a Islandia.

Justo como me ocurrió, el creador de Metal Gear entró en contacto con Low Roar casi por equivocación y quedó impresionado. De inmediato decidió que debía incluir esa música en su próxima creación interactiva. Tal era el efecto de la voz y canciones de Ryan Karazija.

Se ha marchado, pues, un gran músico y una mejor persona. Es difícil no vincular su recuerdo solo con buenos momentos. Su ausencia ya se deja sentir.

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